¿Estamos Realmente Preparados para la Nueva Realidad de Incendios? Reflexiones sobre la Temporada de Emergencias

Dec 22, 2024Por Victor Orellana
Victor Orellana

Cada temporada de incendios forestales en Chile nos enfrenta a una dolorosa realidad: la vulnerabilidad de nuestras comunidades, ecosistemas y economía ante los incendios, muchos de los cuales son provocados por el ser humano. Con cada nueva temporada, la pregunta se hace más urgente: ¿Estamos realmente preparados para afrontar la magnitud de los incendios que se avecinan?

El cambio climático ha hecho más evidente la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos. Las altas temperaturas, los vientos intensos y las largas temporadas de sequía nos enfrentan a un escenario donde la gestión de incendios no solo depende de los esfuerzos de respuesta, sino de la capacidad de prevención y la cultura de resiliencia que somos capaces de construir como sociedad.

En Chile, casi el 100% de los incendios forestales son causados por actividades humanas, ya sea por descuido, negligencia o, en muchos casos, intencionalmente. El incendio de Viña del Mar y Quilpué en 2024, donde se destapó la red de organización criminal detrás de muchos de estos incendios, evidencia una realidad preocupante: estamos lidiando con un fenómeno donde las motivaciones humanas y la falta de control del factor humano son clave. En este sentido, la prevención de incendios debe ser vista no solo como un ejercicio de control ambiental, sino también de control social y cultural.

Además de este componente social, la falta de preparación continua en las comunidades y la infraestructura del país es una gran debilidad. Si bien se han dado pasos hacia la creación de una política pública más sólida, como lo evidencian la ley 21.364 y las iniciativas de CONAF con el botón rojo, la implementación real de estas estrategias aún se ve desbordada por la magnitud de los incendios y la rapidez con la que se propagan. En muchos casos, las instituciones involucradas se encuentran limitadas por la falta de recursos, equipos de respuesta preparados y, fundamentalmente, una coordinación interinstitucional ágil y eficaz.

La infraestructura también juega un rol determinante. Si bien existen avances en la construcción de edificios y viviendas más resistentes al fuego, muchas zonas rurales y urbanas carecen de medidas efectivas de protección contra incendios. Los sistemas de prevención y alerta temprana aún son insuficientes en términos de cobertura y capacidad de respuesta, lo que deja a las comunidades en zonas de riesgo sin información oportuna.

Así, se plantea que la clave no está únicamente en mejorar los procedimientos de respuesta, sino también en reforzar los planes de prevención, educación y monitoreo constante. Debemos entender que la preparación para enfrentar los incendios forestales es un trabajo que debe comenzar mucho antes de que la temporada se inicie. No basta con esperar que el fuego se propague y luego reaccionar, sino que debemos anticiparnos a la amenaza y establecer estrategias preventivas desde la planificación urbana hasta la concientización de la ciudadanía.

Chile tiene las herramientas, pero necesitamos un enfoque más integrado que involucre a todos los actores: el gobierno, las autoridades locales, las empresas privadas y la sociedad civil. La tecnología, como los sistemas de monitoreo satelital y las redes de sensores, puede jugar un papel clave en la detección temprana, mientras que los simulacros y la capacitación constante son imprescindibles para la preparación de las comunidades.

El desafío es grande, pero no podemos seguir actuando bajo el mismo enfoque reactivo que hemos tenido en el pasado. La experiencia nos ha demostrado que los incendios forestales son una amenaza constante y creciente. La forma en que respondamos hoy determinará si en el futuro podemos mitigar los efectos y proteger a nuestras comunidades, nuestro medio ambiente y nuestra economía.

El cambio de paradigma es imperativo: de la reacción a la anticipación, de la corrección a la prevención. Solo así lograremos enfrentar la nueva realidad de los incendios forestales en Chile con la eficacia y la resiliencia que requiere el contexto actual.