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Vista superior de un paisaje verde con la mitad en sequía

<figure id="figure-nlliecjdglyq1pyx2"><img id="nlliecjdglyq1pyx2" src="https://cdn.durable.co/covers/6XYPwlnYVKACFDDJgMS8JVfVJCFoWzMOlKqrCn7BL8mZ1Ezq4xytNsAINREDC6IN.png" alt="woman placing sticky notes on wall" title="woman placing sticky notes on wall" class="object-cover bg-gray-100 rounded-lg md:rounded-xl lg:rounded-2xl selected" style="aspect-ratio: 16/9; object-position: center center;" data-corners="default" data-aspect="16:9" data-caption="" data-positionx="undefined" data-positiony="undefined" data-fullwidth="false" data-mce-src="https://cdn.durable.co/covers/6XYPwlnYVKACFDDJgMS8JVfVJCFoWzMOlKqrCn7BL8mZ1Ezq4xytNsAINREDC6IN.png" data-mce-style="aspect-ratio: 16/9; object-position: center center;" data-mce-selected="1"></figure><h2>El impacto del cambio climático en América Latina</h2>El cambio climático está remodelando la realidad de Latinoamérica, imponiendo desafíos significativos para el desarrollo sostenible de la región. Las pérdidas y daños causados por fenómenos climáticos extremos no solo representan una amenaza inmediata, sino que también ponen en riesgo el progreso a largo plazo.Las sequías prolongadas, las tormentas intensas y las inundaciones recurrentes son cada vez más frecuentes y severas. Estos eventos extremos están afectando gravemente las infraestructuras, la agricultura y las comunidades locales, generando pérdidas económicas significativas y afectando la calidad de vida de millones de personas.El impacto en la agricultura es particularmente preocupante. Latinoamérica, con su vasta diversidad agrícola, está viendo cómo la variabilidad climática reduce la productividad de cultivos esenciales. Esto no solo pone en riesgo la seguridad alimentaria, sino que también afecta los ingresos de los agricultores y las economías rurales.<figure id="figure-fn5p3y5wgelyq1mogd"><img id="fn5p3y5wgelyq1mogd" src="https://media.gettyimages.com/id/1180604487/es/foto/impacto-de-la-sequ%C3%ADa-y-el-cambio-clim%C3%A1tico.jpg?b=1&amp;s=2048x2048&amp;w=0&amp;k=20&amp;c=TAj7zVswiaohA2HAMQp0WEA8JrfD3Q4eXbYFcos7u7Y=" alt="Impacto de la sequía y el cambio climático" title="Impacto de la sequía y el cambio climático" class="object-cover bg-gray-100 rounded-lg md:rounded-xl lg:rounded-2xl" style="aspect-ratio: 16/9; object-position: undefined undefined;" data-corners="default" data-aspect="16:9" data-caption="" data-positionx="undefined" data-positiony="undefined" data-fullwidth="false" data-mce-src="https://media.gettyimages.com/id/1180604487/es/foto/impacto-de-la-sequ%C3%ADa-y-el-cambio-clim%C3%A1tico.jpg?b=1&amp;s=2048x2048&amp;w=0&amp;k=20&amp;c=TAj7zVswiaohA2HAMQp0WEA8JrfD3Q4eXbYFcos7u7Y=" data-mce-style="aspect-ratio: 16/9; object-position: undefined undefined;"></figure>Las infraestructuras críticas, como carreteras, puentes y sistemas de agua y saneamiento también están bajo amenaza constante. La frecuencia e intensidad de estos eventos están superando la capacidad de los sistemas existentes para resistir y recuperarse, lo que resulta en costos elevados de reparación y reconstrucción.Además, el cambio climático exacerba las desigualdades sociales. Las comunidades más vulnerables de la región, que a menudo son las menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, son las que más sufren las consecuencias. La falta de recursos y la limitada capacidad de adaptación hacen que estas poblaciones enfrenten mayores riesgos y dificultades para recuperarse.<figure id="figure-cju7gqp78glyq1nshu"><img id="cju7gqp78glyq1nshu" src="https://images.unsplash.com/photo-1486406146926-c627a92ad1ab?crop=entropy&amp;cs=tinysrgb&amp;fit=max&amp;fm=jpg&amp;ixid=M3wyNjI5NjF8MHwxfHNlYXJjaHw5fHxJVCUyMENvbnN1bHRpbmd8ZW58MHx8fHwxNzA2ODA1MjA3fDA&amp;ixlib=rb-4.0.3&amp;q=80&amp;w=1080" alt="low angle photo of city high rise buildings during daytime" title="low angle photo of city high rise buildings during daytime" class="object-cover bg-gray-100 rounded-lg md:rounded-xl lg:rounded-2xl" style="aspect-ratio: 16/9; object-position: center center;" data-corners="default" data-aspect="16:9" data-caption="" data-positionx="undefined" data-positiony="undefined" data-fullwidth="false" data-mce-src="https://images.unsplash.com/photo-1486406146926-c627a92ad1ab?crop=entropy&amp;cs=tinysrgb&amp;fit=max&amp;fm=jpg&amp;ixid=M3wyNjI5NjF8MHwxfHNlYXJjaHw5fHxJVCUyMENvbnN1bHRpbmd8ZW58MHx8fHwxNzA2ODA1MjA3fDA&amp;ixlib=rb-4.0.3&amp;q=80&amp;w=1080" data-mce-style="aspect-ratio: 16/9; object-position: center center;"></figure>Frente a este escenario, es esencial desarrollar estrategias robustas con mayor enfoque en la adaptación. Los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil deben trabajar conjuntamente para implementar políticas y acciones que fortalezcan la resiliencia de las comunidades y reduzcan las emisiones de carbono. La planificación urbana sostenible, la inversión en infraestructuras resilientes y la promoción de prácticas agrícolas adaptadas al clima son pasos cruciales en esta dirección.En VOA Consultores, nuestro objetivo es apoyar a las organizaciones y comunidades de América Latina para que puedan enfrentar los desafíos climáticos con soluciones efectivas y sostenibles. A través de nuestra experiencia y conocimiento, ayudamos a construir un futuro más seguro y resiliente para todos.

El impacto del cambio climático en el desarrollo y la sostenibilidad en América Latina

Un solitario árbol cae sobre una torre de alta tensión y genera un corte de electricidad que afecta a más de un millón y medio de personas (417.000 clientes) de la Región Metropolitana.Ante esto, la empresa responsable de la línea eléctrica deslinda su responsabilidad aduciendo que el mencionado árbol estaba fuera de su franja de mantención (10 metros a cada lado de la línea).La presión de las autoridades (nacionales, regionales y municipales) cayó igualmente sobre la empresa privada para acelerar la reparación y recuperación del servicio, lo que ocurrió casi 5 horas después del incidente.<figure id="figure-i98nn0rlulz8sgcbo"><img id="i98nn0rlulz8sgcbo" src="https://cdn.durable.co/blocks/eUXo0PADuLaXe8EaB6HFSDHWdaNf3v2dMyOijKmG7sfX2abHX2CxUJI7wXNBK7Fj.png" alt="Business meeting, two business people serious concentrated discussing strategy and plans, sitting at table with documents inside office at workplace, discussing communicating looking at laptop screen" title="Business meeting, two business people serious concentrated discussing strategy and plans, sitting at table with documents inside office at workplace, discussing communicating looking at laptop screen" class="object-cover bg-gray-100 rounded-lg md:rounded-xl lg:rounded-2xl" style="aspect-ratio: 16/9; object-position: center center;" data-corners="default" data-aspect="16:9" data-caption="" data-positionX="undefined" data-positionY="undefined" data-fullWidth="false"/></figure><h3>Fragilidad en la gobernanza</h3> La fragilidad del árbol, de la torre, de la línea y del servicio eléctrico son sólo una cara de la moneda. La fragilidad de la “gobernanza” del incidente es la otra cara. La manera en que autoridades, reguladores y responsables potenciales del incidente se articularon para evaluar, decidir y resolver que hacer mostró que nuestra capacidad para prevenir escenarios de riesgo y ponernos de acuerdo en medio de la emergencia es también frágil. Nadie vio venir ese árbol.Las impresionantes lluvias generadas por un grupo de sistemas frontales que en las últimas semanas llegaron a Chile desde el Océano Pacifico han sido una serie de retiradas pruebas sobre nuestra capacidad de enfrentar este tipo de escenarios que, si bien hoy son inusuales, amenazan con ser la nueva normalidad de aquí en adelante.En 2 meses han caído las precipitaciones de un año completo en Santiago. La última vez fue hace más de 20 años.<h3>El modelo de desarrollo</h3> Los eventos de estas últimas semanas fueron un adelanto de lo que se viene, cada vez más seguido, cada vez más intenso. Por esta vez apenas aprobamos, aunque con nota deficiente: el modelo de desarrollo que hemos construido como país tiene una expresión clara en la manera en que ocupamos el territorio.Esa manera de intervenir el espacio natural para habitarlo no se ha realizado de manera equilibrada. Hoy estamos pagando las consecuencias de nuestras malas decisiones, algunas de las cuales se tomaron hace más de 30 años, cuando se otorgó el primer permiso para construir una torre de departamentos sobre el frágil campo de dunas de Concón.<h3>Los desastres no son naturales</h3> Los desastres no son naturales; se están gestando día a día en aquellos lugares donde malas decisiones humanas pondrán en riesgo a los habitantes del futuro.Los desastres de las últimas semanas se incubaron hacer mucho tiempo atrás: cuando se decidió urbanizar, pobre e irresponsablemente, áreas naturales que hoy ya están perdidas. No los vimos venir y hoy los soportamos como podemos, con las herramientas que hoy tenemos a la mano.Mucho de la fragilidad que hemos mostrado en la respuesta a los últimos temporales (aunque singulares) tiene que ver con que hemos perdido la capacidad de planificar a largo plazo y de manera integral.Si algo positivo hemos sacado de esta experiencia es darnos cuenta de que así no podemos seguir.El cambio climático y sus consecuencias (en invierno y en verano) nos está pasando por encima, riéndose de nuestra fragilidad para responder a las contingencias actuales y anticiparnos a los escenarios futuros.

La Fragilidad: Comprendiendo que los Desastres No Son Naturales

Incendio forestal nocturno en el valle de Okanagan

La generación del incendio forestal del 2 de febrero, y sus consecuencias, nos demostró que no estamos usando con decisión e inteligencia las herramientas que hoy tenemos para evitar las tragedias que causan los incendios forestales. Esperemos no tener que decirlo nuevamente en el futuro.<h3>Lo dijimos antes que empezara el desastre: los incendios forestales no son inevitables</h3> En Chile casi el 100% de los Incendios Forestales son provocados por acción humana, ya sea accidental, negligente o intencional. Las cifras oficiales revelan que de cada 3 siniestros, uno es provocado intencionalmente.El principal, y casi único, factor gatillante de un incendio forestal en Chile es siempre el ser humano. Al parecer no estamos haciendo lo suficiente por controlarlo.Las campañas masivas de prevención de IIFF apuntan a una audiencia que no tiene mucho que ver con el problema que no estamos queriendo ver: hay chilenos queriendo quemar chilenos. Se debe hacer más para entender esta dinámica desde la prevención del delito, más que desde la prevención de una emergencia.<figure id="figure-gru2dk817clz8vvoyr"><img id="gru2dk817clz8vvoyr" src="https://cdn.durable.co/blocks/1dKmVpOoydMzDt4ui4X879qXdwoY34vslIhAmOe1hd9SsBIQHuNVlMVQ2GF8wO4a.png" alt="Customer Satisfaction Survey Concept, Users Rate Service Experiences On Online Application, Customers Can Evaluate Quality Of Service Leading To Business Reputation Rating." title="Customer Satisfaction Survey Concept, Users Rate Service Experiences On Online Application, Customers Can Evaluate Quality Of Service Leading To Business Reputation Rating." class="object-cover bg-gray-100 rounded-lg md:rounded-xl lg:rounded-2xl" style="aspect-ratio: 16/9; object-position: center center;" data-corners="default" data-aspect="16:9" data-caption="" data-positionX="undefined" data-positionY="undefined" data-fullWidth="false"/></figure><h3>Lo dijimos antes de que empezara el desastre: hoy contamos con herramientas para enfrentar esta dinámica criminal</h3> Desde las últimas experiencias de grandes Incendios Forestales (2014 y 2017) se generaron aprendizajes que han devenido en mejoras de procedimientos y protocolos que nos permiten adelantar y gestionar escenarios de riesgo.Tenemos el instrumental para adelantarnos y evitar la intencionalidad. Pero no los estamos usando de manera inteligente y prospectiva: la combinación inteligente de herramientas de prevención actualmente disponibles como lo son el “botón rojo” de CONAF, el “perímetro de seguridad” de SENAPRED y la “ley de infraestructura crítica” del Ministerio del Interior podrían ayudar a restringir el ingreso de potenciales pirómanos a zonas de extremo riesgo o que registren una alta recurrencia de IIFF (como lo es la zona del Lago Peñuelas). Se evitaría así la generación de focos incontrolables producto de las condiciones del tiempo atmosférico local.Esta supresión transitoria de libertades individuales apunta a asegurar el bien común, y se funda en el marco jurídico existente sin necesidad de declarar un estado de excepción constitucional por zona de catástrofe.Experiencias internacionales en países que sufren fenómenos similares como España, Italia o Francia están disponibles para su consideración y análisis de aplicabilidad en nuestro país.<h3>Cuando se alerta a los criminales</h3> Mucho se habló, durante los últimos días de enero de 2024, sobre la “mega-ola de calor” que iba a afectar la zona central. Se entregaron profusamente pronósticos de temperatura, viento y humedad que facilitarían la propagación de incendios forestales a un nivel extremo.Hoy sabemos que esa información fue clave para alertar a los incendiarios (actualmente detenidos preventivamente) sobre cuál era el mejor día y hora para causar un mega-incendio. Sin querer se entregó información clave para incentivar el sentido criminal de un par de chilenos que sabían exactamente donde y cuando provocar el mayor daño posible a más de 15 mil personas, y finalmente causando la muerte a 137 de ellas.Lo dijimos antes que empezara el desastre: los incendios forestales se pueden evitar sólo si controlamos con decisión el factor humano que provoca la generación de focos que, ante condiciones extremas, se vuelven incontrolables.Hoy estamos presenciando la confirmación de una historia que se vislumbró desde un comienzo, cuando la poca información disponible mostraba una intencionalidad clara, producto de una planificación criminal.

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